Parece que ya están listos y ¡salimos! ¡Cómo les cuesta arreglarse! Tardan lo que no está escrito. Menos mal que el día se presenta perfecto para un paseo.
– Esta mañana parece que no será tan pesado el trabajo –dijo la que vestía de flores.
– ¿Por qué lo dices? -contestó la de azul oscuro.
– Hoy no ha tomado café y todavía no se ha fumado el cigarrillo de las mañanas, por eso lo digo…
– Entonces pinta bien. Aunque aún pueden parar y sentarse en una terraza… Con él no tengo estos dolores de cabeza. Bueno, la barba le suda mucho y no me deja respirar. ¡También eso es muy incómodo… no por quejarme ¡eh!
– Tú piensa que una vez en la calle la brisa alivia mucho nuestra corta existencia. Otra cosa es cuando suben al autobús… ¡Es tremendo!
– Pues sí, pero hay que ver el lado bueno. Así podemos socializar con otras y ver que a todas nos pasa lo mismo es un consuelo.
– Sí, claro… pero no deja de ser pesado este trabajo de tapar bocas. Tenemos el respeto de unas más que de otras… depende de lo limpios que sean o de lo presumidas. A la mía, cuando le da por pintarse los labios, me mancha toda, me siento sucia y ya no puedo ver nada ¡Qué incomodidad!
– A mí esto no me pasa, pero te digo que si no se lava bien los dientes… incluso me cuesta respirar del hedor.
– ¿Te has fijado esa? ¡Que erguida que va! Igual se cree que es alguien… lo que hay que ver…
– Cual ¿la de blanco? Esa es la Ffp2.
– ¿La qué? Qué nombre más raro.
– El nombre es lo de menos, el caso es que va diciendo que es más profesional que nosotras.
– ¿Eso dice? Menudo orgullo, tampoco hay que hacer un máster. Para lo que hacemos… Bueno, mejor nos estamos quietitas y a disfrutar del paisaje, si nos dejan, ¡claro!
– ¡Buena día! –dijo una desde el otro lado de la calle.
– ¡Gracias bonita, un beso! –contestó la floreada-. Mira que original, va toda vestida de lila.